La vida después del cáncer: cómo la alimentación saludable y la actividad física pueden ayudarlo a curarse
Felicitaciones por haber terminado el tratamiento contra el cáncer. Es un gran logro.
Si bien los tratamientos médicos lo han ayudado a llegar hasta acá, ahora es usted quien tiene el poder de estar incluso más fuerte y sano. Empiece por alimentarse con alimentos nutritivos y realizar mucho ejercicio a diario.
¿Por qué los hábitos saludables son importantes después del cáncer?
Los tratamientos contra el cáncer afectan mucho el organismo. Elegir alimentos saludables y hacer actividad física de forma habitual puede ayudar a combatir muchos problemas relacionados con el tratamiento y reducir el riesgo de que el cáncer reaparezca. Adoptar un estilo de vida saludable puede ayudarlo a lograr lo siguiente:
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Estar más fuerte. Puede aumentar su fuerza, flexibilidad y resistencia aeróbica por medio de la actividad física. Hacer más ejercicio también puede ayudarlo a mantener un peso adecuado según sus objetivos de salud. Esto puede ayudarlo a evitar que el cáncer reaparezca o que se desarrolle un nuevo tipo de cáncer. ¿Hay otra forma de fortalecer los huesos y los músculos? Comer alimentos que aporten muchas proteínas, calcio, vitaminas y minerales.
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Combata las infecciones. Muchas personas tienen mayor riesgo de contraer infecciones durante y después del tratamiento contra el cáncer. Una buena alimentación y la actividad física pueden reforzar el sistema inmunitario.
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Proteja la salud cardíaca. Algunos tratamientos contra el cáncer aumentan el riesgo de sufrir una enfermedad del corazón. Hacer actividad física y tener hábitos de alimentación saludable pueden ayudar a disminuir este riesgo.
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Reduzca sus probabilidades de sufrir otros problemas de salud. Algunos tratamientos contra el cáncer aumentan el riesgo de sufrir una enfermedad del corazón y diabetes tipo 2. Pero puede reducir este riesgo mediante la elección adecuada de alimentos y el aumento de la actividad física.
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Aumente su energía. Es normal que sienta fatiga después del tratamiento contra el cáncer. Hacer que los hábitos saludables formen parte de su rutina puede ayudarlo a sentirse menos cansado.
¿Qué debería comer?
Comer alimentos saludables no tiene por qué ser insulso o aburrido. Tampoco tiene que privarse de sus comidas favoritas. En las últimas pautas alimentarias del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por su sigla en inglés), se recomienda elegir los alimentos según las preferencias personales, los antecedentes culturales y la economía. Al fin y al cabo, la mejor dieta es la que se sigue a largo plazo.
Al planificar las comidas, intente enfocarse en lo que debería comer más . Entre las opciones saludables se incluyen las siguientes:
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Frutas y verduras. Tienen fibra para saciar el apetito y nutrientes para mantener la salud.
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Granos integrales. Pueden ayudar a reducir el colesterol y a mantener estable el nivel de azúcar en la sangre.
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Proteínas saludables. Pueden provenir de carne de ave, huevos, carnes magras, pescado, frutos secos, semillas, frijoles, arvejas y tofu.
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Aceites saludables. Use aceite de oliva o de canola en lugar de mantequilla.
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Bebidas no azucaradas. Elija agua, té o café sin azúcar.
También hay alimentos que debería intentar limitar. Por ejemplo:
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Tenga cuidado al comer productos de panadería y snacks. Muchos de ellos contienen cereales refinados poco saludables, azúcar y sal añadidos y grasas saturadas o trans.
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No consuma carnes rojas y procesadas o limite su consumo.
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Limite las bebidas azucaradas como el jugo, el café azucarado o la gaseosa.
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Es aconsejable que no beba nada de alcohol. Si bebe alcohol, limítelo a no más de un trago por día, en el caso de las mujeres, y no más de dos tragos por día, en el caso de los hombres. Un trago se define como 355 ml (12 onzas) de cerveza, 148 ml (5 onzas) de vino o 44 ml (1.5 onzas) de licor de 80 grados.
Para visualizar mejor cómo es una alimentación saludable, consulte MyPlate. En caso de necesitar más ayuda, pídale al proveedor de atención médica que lo derive a un nutricionista. Puede enseñarle los hábitos de alimentación que mejor se adapten a sus necesidades.
¿Cuánta actividad física debería hacer?
La actividad física diaria es fundamental para la recuperación y el bienestar sostenido. ¿Cuánto movimiento necesita? Los expertos del U.S. Department of Health and Human Services sostienen que los adultos deben realizar al menos 75 minutos de actividad física intensa o 150 minutos de actividad física moderada por semana.
Puede parecer mucho, sobre todo si no se siente bien después del tratamiento contra el cáncer. Pero está bien comenzar con solo unos pocos minutos por día. A medida que se vaya fortaleciendo, puede incrementar el tiempo.
Si le gusta nadar o tomar clases de yoga, ¡genial! Pero tenga presente que la actividad física no necesariamente tiene que realizarse en un gimnasio o un estudio. Todo lo que haga para moverse más es bueno para usted y las actividades cotidianas también cuentan. Trabajar en el jardín, hacer las tareas domésticas o salir a caminar son buenos ejemplos de ejercicios.
Intente combinar actividades aeróbicas y de fortalecimiento muscular. Con el tiempo, puede llegar a dedicar hasta 150 minutos por semana. Pero asegúrese de consultarlo primero con el equipo de atención médica, incluso si realizaba actividad física antes de tener cáncer. Ellos pueden ayudarlo a descubrir cómo aumentar el nivel de actividad de manera segura con el tiempo.
Lograr un peso saludable
Algunas personas bajan de peso durante el tratamiento contra el cáncer. Pero otras aumentan de peso debido a los cambios hormonales. La mejor forma de saber cuál es su peso saludable es consultar con el proveedor. Juntos pueden planificar sus objetivos y el apoyo que necesita para alcanzarlos.
Pida ayuda si la necesita
En ocasiones, es posible que le cueste mantener hábitos saludables después del tratamiento contra el cáncer. No se desaliente. Es normal notar cambios que afecten su vida cotidiana. Por ejemplo:
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Los efectos secundarios pueden hacer que sea difícil comer alimentos saludables. Es posible que tenga náuseas o cambios en el sentido del gusto.
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La cirugía o la radioterapia pueden haber afectado la forma en la que mastica, traga o digiere los alimentos.
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Si tiene ansiedad o depresión, le puede resultar difícil mantener hábitos de alimentación saludables o hacer actividad física.
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La fatiga y la debilidad pueden ser un obstáculo a la hora de mantenerse activo.
Si tiene dificultades, hable con el proveedor. Podrá ayudarlo a encontrar formas de afrontar estos retos, como unirse a un grupo de apoyo o cambiar de medicamento.
Recuerde lo siguiente: Está en el camino correcto para tener una vida mejor después del cáncer. Disfrútelo y siéntase orgulloso de saber que está haciendo todo lo posible por mantenerse en el camino hacia la buena salud.